Hace un tiempo comencé a sentir cierto malestar de solo pensar en las actividades que realizo en el ámbito de la sociedad civil. Mi expertise es la participación ciudadana y la participación política (y sus ramificaciones). Colaboro con muchas organizaciones, soy miembro de otras y, como bien saben, la mayoría lo hacemos de manera ad honorem y con carácter voluntario. Participamos porque nos gusta involucrarnos, promover causas y defender derechos, entonces... ¿por qué esa desazón, esas ganas de evitar los temas, esa sensación de malestar en vez de sentir energía y voluntad de actuar?
Cada persona se conoce y sabe cuáles son sus límites, qué cosas le agradan, cuáles le generan energía y cuáles rechaza. Y me estaba sucediendo que la idea de luchar en contra de algo, de atacar, de defenderme en las redes sociales, de promover discusiones, denunciar y criticar me estaban dejando exhausta. Demasiado poner bajo la lupa lo malo, corrupto, dictatorial, autoritario y negativo.
Está bien y es necesario que haya personas que realicen esas acciones, que señalen y denuncien, que muestren todo aquello que es necesario cambiar. Son quienes nos alertan, sacuden nuestra conciencia y nos hacen un llamado de atención.
Pero yo necesitaba otra cosa. Necesitaba cambiar el rumbo. Quería ver el lado más amable de las cosas sin dejar de alertar. Quería encontrar algo bueno y propositivo en lugar de denunciar. Tomar como punto de partida la visión ideal y tratar de acercarme en lugar de derrotar o escapar de tantos horrores. Así, comencé a buscar palabras que me inspirasen a avanzar para conseguir aquella visión ideal. Recordando la famosa matriz FODA, me inventé una que me ayudase a convertir aquello contra lo que deseaba luchar y combatir, en una oportunidad de construir algo nuevo. La idea era resetear la forma de aproximarme a las cuestiones que me preocupaban,
Cuando actuamos sobre lo que ya sucedió, lo que hacemos es denunciar, señalar, atacar, reaccionar. Damos combate. En cambio, si diseñamos el futuro, lo que hacemos es promover, proponer, proteger, prevenir.
Nuevamente, quiero remarcar que ambos enfoques son complementarios: el combate (por ejemplo, a la corrupción) y la construcción.
Para comenzar, es necesario identificar el problema sobre el que vamos a actuar, esto es, la situación que deseamos cambiar. Por ejemplo, la corrupción gubernamental o la violación a los derechos humanos. A continuación, identificamos la escenario ideal a la que deseamos llegar:
SITUACIÓN A CAMBIAR ESCENARIO IDEAL
corrupción gubernamental transparencia gubernamental
violación a DDHH Promoción de los DDHH
A continuación, vamos a explicitar tres características de este escenario ideal.
ESCENARIO IDEAL CARACTERÍSTICAS
Transparencia gubernamental - Participación ciudadana
- Acceso a la información pública
- Rendición de cuentas
Respeto por los DDHH - Programas de información y educación
- Fomento de valores que los respalden
- Políticas públicas de promoción
Las características de ese escenario ideal nos deben inspirar a desarrollar acciones para su concreción. Por ejemplo:
ESCENARIO IDEAL CARACTERÍSTICAS PLANIFICAR ACCIONES
Transparencia Participación ciudadana Diseño de Toolbox
Capacitación para Toolbox
Campañas de difusión
Respeto por los DDHH Programa de educación Diseño de Toolbox DDHH
Capacitación para Toolbox
Campañas de difusión
De este modo, pasamos de un escenario de combate y denuncia a la planificación de acciones propositivas positivas.
A las acciones de denuncia y combate unimos el fomento de acciones propositivas positivas, para trabajar en el costado más luminoso de las problemáticas, de manera innovadora y disruptiva.
Si te interesa saber más sobre herramientas para la participación ciudadana, te sugiero que veas el taller que dicto a organizaciones de la sociedad civil y partidos políticos. Ingresando aquí encontrarás la información.
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