Salgamos del Parque Jurásico de la política

By Marta Gaba - November 27, 2018


Cuando realizo las capacitaciones sobre activismo digital (o ciberactivismo), es común que entre las personas que asisten al curso o taller haya diferencias notables en cuanto al conocimiento y uso de Internet, programas y aplicaciones. No importa que se pida como requisito un conocimiento básico: todo el mundo señala que sabe utilizar Internet, que tiene conocimientos superiores o iguales a la media y que no tendrán inconveniente al momento de avanzar en el programa, aún cuando no tengan la menor idea de qué hacer frente a un navegador.

Por eso, ya no me sorprende que, en los primeros minutos de la actividad, descubramos que un par de personas no tienen siquiera correo electrónico y que nunca lo hayan usado; que unos cuantos no utilicen cuentas de Facebook, Twitter o Instagram o que un alto porcentaje no sepa como abrir o cerrar programas o utilizar Word.

Y es preocupante. En un mundo donde realizamos gran cantidad de actividades utilizando computadoras, smartphones y dispositivos con inteligencia artificial, la brecha se irá ampliando en la medida en que las personas no incorporen los conocimientos básicos de tecnología. Por mi trabajo dentro y fuera de Argentina, en grandes ciudades o en pequeñas comunidades, conozco altos funcionarios y representantes políticos, empresarios y dirigentes, profesionales y formadores de opinión, hombres y mujeres. Grande es mi sorpresa cuando compruebo que un importante número no tiene la menor formación en cuestiones de tecnología: desde no saber enviar correos electrónicos hasta no poder escribir un documento porque nunca utilizaron un procesador de textos.

¿Cómo podemos trabajar en el diseño de legislaciones modernas y de avanzada referidas a inteligencia artificial, libertad en Internet, fake news, etc, si nuestros representantes viven en una era prehistórica en lo que a innovación tecnológica se refiere? ¿Cómo se diseñarán las políticas sobre ciencia y tecnología, si los cuadros militantes que suelen acompañar a la planta política, tampoco están capacitados? ¿Cómo se reinventarán los partidos políticos del futuro, si todavía la comunicación interna es del siglo pasado?

La comodidad y el amiguismo, el ninguneo al conocimiento y una especie de desprecio solapado a la especialización en un área determinada, hace que las redes sociales sean manejadas por algún sobrino que conoce de tema o por un voluntarioso que compensa conocimiento con esfuerzo.

El mundo avanza montado sobre innovaciones tecnológicas y la política debe seguir el ritmo. Por supuesto que es fundamental el trato personal, la camaradería y el compartir actividades, pero esto no debe ser excusa para convertir los locales partidarios en parques jurásicos.

El primer paso es reconocer las falencias; el segundo, comenzar a aprender. La política que no aprende y se reinventa termina siendo una colección de clichés en la biblioteca olvidada de la Historia.-







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